jueves, 14 de mayo de 2009

Final en diferido... y no sólo el himno

Por Johan Einstein / Desde Jerusalén
Nunca antes vi un partido de esta importancia en condiciones tan especiales. O patéticas. TVE INTERNACIONAL ya nos había quitado las ilusiones al adelantarnos a todos los que vivimos lejos que transmitirían la final de Copa en diferido (sí, en diferido de verdad, pero todo el partido, no sólo el himno, que a fin de cuentas ahorró el cabreo de muchos y el cachondeo de pocos).

En mi tele de casa, en Jerusalén, estoy abonado a todos los canales que dan la liga de española de futbol (y la francesa, italiana, alemana, holandesa, portuguesa...). Bien, pues dio la puta casualidad de que la final de la Copa no entraba en la oferta. Tampoco es un detalle importante, ya que no estaba en casa.

Por motivos profesionales que no vienen a cuento yo estaba por esas horas de la noche (aquí es una más que en España) en una ciudad periférica israelí. El partido se acercaba y yo, sin tele. Así que empezé a llamar y a buscar el milagro. Al menos estaba en la tierra idónea.

Lo encontré en un pub irlandés que combinaba buenas cervezas y pavas locales de muy buen ver. Pero anoche, y aunque fuese sólo durante un par de horas, sólo tenía ganas de ver fútbol. Del clásico.

Nada más entrar en el pub, me lanzo como un asesino desesperado a hablar con el dueño para pedirle que ponga el partido. La mala suerte es que a esa hora estaban dando la prórroga de la apasionante semifinal de la Copa de Israel entre el Maccabi Haifa y el Maccabi Netanya (ganaron los primeros, si a alguien le interesa). Todo siempre puede empeorar: para colmo y desgracia, llegaron a los penaltis. Así que mientras todos sufrían viendo la tele, yo padecía por no ver mi partido. Y a las israelíes guapas no las miraba nadie.

Al final, en el minuto 20 conectan con Mestalla. 1-0 del Bilbao. Una cerveza para mí. Debieron de pensar que era realmente peligroso, porque me llevaron a una especie de reservado con una pantalla imponente. Fue una final rara, en la que veía la imagen pero no escuchaba el sonido. Goles a ritmo de música a todo volumen. Si hubieran hecho como yo en España, nos hubiérabamos ahorrado la polémica del himno.

El dueño del local entendió mi sufrimiento y me invitó a varias copas. En la segunda parte, ya tenía a 30 israelíes jaleando a Messi y compañia. Laporta debería pagarme por mi labor de misionero culé en Tierra Santa.

1 comentario:

  1. Toda una aventura ver el partido por esas tierras. A mi se me aparecio un ángel con forma de entrada para la final y pude disfrutar de la victoria culé desde mi localidad en mestalla, estaba en lo más alto y cuando marcó Touré (un golazo) no sabia si habia sido él o Keita. Además estaba rodeado de salvajes a los que no les gustaba el fútbol sino el ir provocando al cualquiera que llevara una camiseta del Athletic, pero aún asi despues de leer tu historia me siento afortunado.

    Un saludo

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