lunes, 22 de junio de 2009

Paguemos todos un psiquiatra al pobre Villa

¿Tendrá a alguien de su familia secuestrado? ¿Prepara los papeles de un divorcio atómico y especialmente desagradable? ¿Vivirá horas de angustia por algunos resultados médicos inquietantes? ¿Estará esperando las notas de la selectividad?

Pues no, David Villa asegura que “nadie se puede imaginar lo que he vivido”, en relación a su tan traído y llevado fichaje por el Real Madrid. Al oír su lamento, al entrever el tormento que puede estar pasando el Guaje, dan ganas de hacer una cuestación, una fila cero para sufragar psiquiatras y psicólogos a fin de sobrellevar tanta incertidumbre. ¿Jugaré en el Madrid? ¿Me fichará el Barça? ¿Me iré al Chelsea del ruso? Qué grandes dilemas. Comprendo que es como para volverse mico.

Me meto en la piel del asturiano y casi me asaltan las mismas preguntas. ¿Compro carne picada en el Alcampo o en el Lidl? ¿Le pago la pella a mi colega o le digo que espere? ¿Aguantara la reserva de mi coche hasta la próxima gasolinera? Me comparo y compruebo que mis cuestiones personales son una nimiedad, puro egoísmo ante tamaña falta de certezas profesionales.

Desde FNF mandamos un abrazo muy fuerte a David Villa y a su entorno, en especial a José Luis Tamargo, su agente, que debe de tener los dedos más gordos que Homer Simpson de tanto darle a la calculadora a ver a cuánto asciende la comisión a trincar.

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