
A los franceses les está bien empleado. Ese nacionalismo rancio que surgió a raiz de su detención en España sugería, en la práctica, que estaba secuestrado en una cárcel de nuestro país, que el pobre era inocente, que era todo un montaje para joderle la vida al angelito. Pues no, este tipo, si puede abrirte la cabeza, lo hará a sillazo limpio. Ya lo comprobó un policía español y ahora le ha tocado a un rival.
Si el medio de comunicación hubiera sido británico, hubiera pedido que lo dejaran en España, en la mazmorra más profunda, que tiraran la llave al mar y que no lo dejaran volver jamás a la Rubia Albión. Claro, ellos hace años que comprendieron que un ultra es un ultra, y que dónde mejor ve un partido de su equipo es en la cárcel, vigilado y con grilletes.
Pero los medios franceses exigieron su libertad y su imninente regreso a la 'France'. Pues ahí tenéis a la joyita de nuevo en casa, sano y salvo, libre de la tiranía española, abriendo cabezas, el pacifista de Santos. Tweet
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